Esta es la historia de Javier un sardino de 13 años que vivía en la parte más exclusiva de "Rosales", su papá era dueño de una marca de carros muy importante y la mamá, una pianista reconocida mundialmente.
Las memorias cuentan mi experiencia como odontóloga en tres pequeños municipios del Tolima. Fue un poco más de un...
Brasilia es un inmenso panal de abejas. Las iglesias, allí; las viviendas allá. Todo tiene un sitio y solo un sitio. Cualquier otra ubicación es incorrecta; desentona.
Eduardo trabajaba en el ESMAD y le tocó salir esa mañana a reprimir una manifestación estudiantil que protestaba contra el supuesto asesinato de un estudiante por parte del ESMAD durante el paro camionero que no terminaba de concluir. Aunque estaba seguro que se encontraría con su hermano Julio, que estudiaba en la Universidad de Tunja, cuando se encontraron la manifestación no lo vio, quizá porque siempre se tapaba la cara con un pañuelo y además, porque nunca iba en primera fila. La primera fila “es pa los machos” decía siempre” y yo soy medio gallina”.
Como vive relativamente cerca, todos los domingos sale a trotar por el Parque Nacional regresándose por la Perseverancia, que es un barrio de origen obrero.
Llegué a Nicaragua a mediados de Septiembre de 1979. La toma del poder por parte de los Sandinistas se había realizado el 19 de Julio de ese mismo año, es decir, tan sólo dos meses antes.
Salimos para la Laguna de Tota el lunes 25 de marzo. Íbamos Graciela, mi esposa, Diana (una amiga de los dos) y yo. No lo hicimos el domingo 24 porque en la noche teníamos boletas para una obra del festival iberoamericano de teatro: La violación de Lucrecia...
Como en Bogotá estaba haciendo un calor de los "mil diablos", al bajar del avión en Cartagena no sentimos mucho la diferencia. En el taxi, el chofer nos contó que cuando era niño, se acercó a un árbol donde había un montón de María Mulatas, algunas de las cuales lo agarraron a picotazos en la cabeza. "Menos mal que no me atacaron en los ojos, que es donde acostumbran a hacerlo", comentó.
Cotidianamente, las agencias de prensa imperialistas derrochan sus poderososo recursos materiales e intelectuales para distoricionar la verdad respecto a la revolución nicaraguense.
En Enero del 2015 Graciela y yo fuimos por 8 días a Guatemala que significa “tierra de árboles”. Compramos los pasajes con millas. Claro que se necesitan como 20.000 lo cual no es nada fácil de acumular. Nosotros tardamos varios años (téngase en cuenta que ida y vuelta a Cartagena, por ejemplo, genera solo 400 millas).
El 5 de Febrero del 2015 hacia las 8 de la mañana me dirigía desayunar a mi apartamento del barrio La Macarena, colindante con la Plaza de La Plaza de Toros, después de someterme a un examen de sangre en el Hospital de San Ignacio. Lentamente me fui enterando que me salvé de que no me sacaran una ampolla sino toda la sangre, como parece ser ocurre en una carpa de la Cruz Roja que montan frente al Museo Nacional (a una cuadra del barrio) jóvenes y hermosas vampiresas.
Eduardo odia la literatura. La odia desde cuarto de bachillerato, cuando un rechoncho curita que les dictaba literatura española les hizo pasar meses estudiando gramaticalmente la primera página del Quijote: que si el complemento circunstancial, que si el pretérito pluscuamperfecto…
Gracielina cumplió años en el avión y nos dieron a cada uno una botella de champaña. Las azafatas no sabían, lo de los cumpleaños. Parece que inauguramos la tradición en la United, United Air Lines.
Germán me ha pedido que lo acompañe en sus recuerdos. Así, he dejado volar mi imaginación hasta chigua–chía, y he podido escuchar la vitalidad que alberga la noche profunda, percibir los verdes que recrean el paisaje, recorrer los caminos, contener la respiración frente al aleteo frenético del colibrí, para luego aspirar con deleite el aire transparente, el aroma del borrachero, de los ocobos y llenar mis ojos con el destello de las buganvilias y los girasoles.
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Hace unos meses me llegó una invitación a participar en un foro sobre violencia. Y dije que no pues de la violencia de la década del 80 yo no tenía nada que decir. Que yo había colaborado en proyectos con muchachos de la calle de Bogotá (gamines) y que los gamines habían pasado de moda, que ahora el tema eran los jóvenes sicarios.
Hace ocho días llegué de Buenos Aires donde pasé vacaciones con mi familia. Y obviamente no me he salvado de enfrentar la terrible pregunta que todos le hacen al recién llegado: ¿Cómo le pareció Buenos Aires? Mi respuesta, sin saber muy bien por qué, ha sido: Buenos Aires son sus puertas.
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